Los días once del mes de septiembre siempre han de guardar conmemoraciones importantes, o por lo menos así yo lo considero de dos.
La primera es el golpe militar comandado por Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende, apenas iniciada la década de los 70’s en Chile con su desarrollo cultural y económico, del cual no cabe duda que hoy aquel lejano país sureño hubiera contado otra historia como la de ser la potencia económica del continente solo después de Estados Unidos, pero no fue así. Recuerdo que en la preparatoria este tema me llamó la atención y pregunté a mi maestro de ciencias sociales sobre el porque del actuar de Pinochet sobre Allende a lo que solo respondío: Pues, nomás, así un día dijo: Hoy y así fue. Lo que pude entender fue que no había un motivo ya que todo iba también ah que solo fue manojo de niervos e intervención de EUA.
El segundo evento se radica ahora en el hemisferio norte del continente y recae sobre el WTC de Nueva York en 2001. Sobre esto no voy hablar mucho, ya que lo han hecho desde hace una semana en noticieros y programas especiales, y aún más en teorías de si fue un auto atentado, sabotaje o mil ranas más. Y no es que m valga o sea un inhumano, lo cierto es que cuando paso yo estaba en segundo de secundaría y pues no entendía como ahora la gravedad del asunto, se me hacia incluso emocionante, como esas noticas que hacen a los días especiales. De hecho al otro día todos menaban la información mejor que Jorge Berri y López Doriga, ósea parecía que habían sido corresponsales y manejaban claves e hipótesis sorprendentes, de repente los ejemplo de la clase de física y química giraban a al porque se cayeron las torres, bueno y demás vaciladas, bueno todo opinaban como dignos invitados a un foro de discusión de la televisión. Pero lo que ami me llamba la atención, como en todo evento parecido, es la voluntad de la gente de olvidarse de las diferencias y hacer unos para lograr recatar vidas y mover escombros. Cuando todo parece perdido, solo esos sentimientos netamente humanos logran sobre pasar color de piel, raza, sexo, preferencias e idiologias. Al parecer solo esto quiebra estos esquemas, y cuando todo es paz y tranquilidad pareciera que no es lo correcto y buscamos pelear sin reconocer que nos necesitamos y podemos convivir, pero solo en un na situación de estrama necesidad podemos ser uno. Rara cosa es el ser humano.
Pero el mundo cambio en muchos sentidos y eso es indiscutible. Mucho de lo que vivimos y padecemos hoy en la Tierra tiene aunque sea un poco que ver con aquel día.
Pero hay algo que siempre recordaré y que tendré gravado hasta el último de mis estertores. Al año siguiente de los hechos, se realizo como es costumbre la ceremonia de entrega de premios de la Academia de Cinematografía… equis, los premios Oscar. Y pues como todo evento importante tendrían ver hacia el 11 de septiembre y mencionar lago, pero hubo un singular momento que cambio a los Oscar de por vida y eso fue la aparición de maestro Woody Allen en el escenario del teatro Kodak en vivo y directo.
Verán Woody Allen siempre a creído, como muchos, que los Oscar no valen mucho la pena y no reflejan un criterio artístico, académico, critico y cultural sobre el cine y más bien son reconocimientos a las inversiones millonarias y épicas de lo hecho en Hollywood, alejándose totalmente de lo que le llama el buen cine. Tiene mucho de razón. Yo insisto que hace unos años debió haber ganado el Curioso Caso de Benjamín Button y no la ridiculez de Quiero ser Millonario. Por estos motivos Allen no asita a las ceremonias de premiación, aunque ha recibido premios por sus trabajos, es por esto que su presencia en referido evento marcó un hito.
Al salir al escenario una ovación de pie lo recibió y hablo sobre la razón de su asistencia, la cual era con motivo de lo ocurrido el año anterior y debido a que el romance que sostiene con la ciudad de NY lo lleva que sea la ciudad predilecta del desarrollo de su historias, lo invitaron para que realizara a su modo un homenaje cinematográfico a dicho icono de Estados Unidos, a la cual no se pudo negar por lo que significa para Allen dicha ciudad, por ser patriota y por la importancia de los eventos y solidaridad. Eso nos demuestra cómo se pueden romper esquemas con tal de apoyar a una buena causa. Lo imposible hizo posible que Allen estuviera ahí y pasara esto.
A continuación este video que habla por sí solo y espero lo disfruten tanto como yo. El discurso introductorio es al puro estilo de Woody Allen, es decir sarcástico. Además la recopilación es esepcional. No es fácil de encontrar y por suerte pude hacerme de él asique disculpara la imagen y los subtítulos en algún tipo idioma oriental, así usaran su inglés, a ver qué tal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario